Las leyes y el sentido común indican que el camino para el fortalecimiento de la democracia va en dirección de la incorporación mayor de la mujer a la participación política. No hay sociedad que se precie de moderna que marche a contracorriente.  

La respectiva legislación peruana establece un 30% como “cuota de participación por sexo” o cuota de participación de las mujeres. Esta cuota funciona para la participación en las listas al Congreso de la República, el Parlamento Andino y los gobiernos regionales y locales .

Al establecer esta cuota, el Estado parte del reconocimiento que las mujeres nos encontramos en una situación de desventaja para el ejercicio de nuestros derechos políticos. Entonces, ¿por qué la Ley no garantiza la participación electoral en igualdad de condiciones tanto a mujeres como a varones y eleva la cuota a 50%?

Reconocer que la mujer necesita de una ley para garantizar su participación en las listas electorales y darle sólo un 30% de posibilidades para ello, es un contrasentido.

La incorporación de la mujer al mundo laboral, sin embargo, sí ha sido gigantesca. Desde la mitad del siglo pasado hasta hoy, la incorporación de la mujer al trabajo ha sido gradual y sostenida hasta convertirse en paritaria.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) en los próximos cuatro años los hombres representarán el 55,8% de la PEA total, mientras que las mujeres el 43,9% .

Ya que no hay ley alguna que garantice la paridad en la participación política y no la habrá, por lo menos en lo queda del presente período legislativo, los partidos políticos que ingresan a la contienda electoral del 2016, tienen el reto de avanzar hacia la modernidad, haciendo que las mujeres que participen en sus listas lo hagan en plena igualdad de condiciones con sus pares varones y no porque el partido deba cumplir con una cuota.

Diríamos para terminar que la paridad en el campo laboral, debe estar reflejada en la posibilidad de la participación electoral. Paridad y alternancia tal cual están planteadas las cosas en el terreno productivo. A igual producción, igual derechos políticos.